1.1 Escritura académica y procesadores de textos.

La escritura en computador usualmente tiene como referencia un solo nombre: Word. Abrimos Word, elegimos letra y espaciado, justificamos, hacemos tablas. Y estamos todos acostumbrados, este programa y modelo de escritura se ha transformado en un estándar, y un monopolio. Razones para su éxito hay suficientes: transforma el computador en una moderna máquina de escribir, vemos inmediatamente en la pantalla la emulación de una hoja de papel que finalmente tendremos en nuestras manos luego de estar impresa. ¿Qué desventajas podría tener este modelo de trabajo? En términos de ciencia abierta, la principal desventaja tiene que ver con la propiedad y reproducibilidad de los contenidos que hay en el documento. Esto se ilustra en la siguiente imagen:

Código detrás de Word

Figure 1.2: Código detrás de Word

Si se abre un archivo de Word con un editor común y corriente (por ejemplo, el block de notas de Windows) lo que se ve es algo parecido a lo que aparece en la Figura 1.2. Lo que aparece es el código que el programa Word puede transformar en el documento que se ve en pantalla al abrirlo en Word. Este código, libre de formato, es la información que verdaderamente nos pertenece independientemente de Word. El problema es que en primer lugar Word es un software comercial, es decir, se paga una licencia para poder acceder a los contenidos que uno mismo escribe. Tal vez no se suela pagar esta licencia directamente, pero si se paga al comprar un computador con el programa pre-instalado, o al usarlo en la Universidad que sí paga licencias. Imaginemos que por alguna razón la licencia se haga más restrictiva, o suba de precio, o que el programa deje de funcionar. Todos los contenidos guardados en archivos .doc o .docx podrían ser inaccesibles. Entonces, ¿a quién pertenencen realmente los contenidos de estos documentos?

Ahora bien, sabemos que hay alternativas gratuitas a Word, como LibreOffice, que solucionan el tema del pago. Aún así, no se soluciona el acceso a los contenidos independiente del programa específico utilizado. Por lo tanto, el espacio de escritura más libre y abierto es aquel donde el contenido nos pertenezca, independiente de una interfaz (comercial o no). Y esto implica escritura libre de programas, también llamada escritura simple o plana, tal como se escribe directamente en el terminal de un computador o en un editor simple de texto como el block de notas.

Es un precio alto a pagar por la escritura abierta. Y para hacer ciencia abierta, no es estrictamente necesario escribir en un formato abierto, pero es mucho más coherente con el sentido de la apertura y por eso resulta relevante señalarlo como una opción posible. Además, la escritura en texto simple se enfoca principalmente en los contenidos, disminuyendo el énfasis constante en formato que siempre está presente en los programas WYSIWYG y que interrumpe el proceso de escritura. Y finalmente, la escritura en texto simple hace posible un apropiado control de versiones, tema que revisaremos más adelante.

Entonces, ante este dilema el objetivo es poder escribir en formato simple, pero a la vez mantener las opciones de formato en un documento final que sea presentable. Para esto existen los lenguajes de escritura simple, a los cuales se pueden agregar elementos de formato o marcas, que le indican a un programa externo de formato cómo traducir esas marcas en un documento publicable. Estas marcas pueden indicar qué es un título, palabras con énfasis (como negrita o cursiva), llamado de imágenes y tablas, índices, etc.

El lenguaje tradicional de escritura simple con marcas es LaTeX, especializado en la generación de documentos formateados para publicación científica. LaTeX permite obtener un gran control del formato final mediante sofisticadas opciones de marcas de texto, sin embargo, aprender a escribir en este lenguaje posee una curva de aprendizaje bastante empinada.

La alternativa más reciente a LaTeX es Markdown. Markdown significa “pocas marcas”, haciendo contraste a lenguajes como LaTeX que poseen muchas marcas de formato. Así, Markdown puede definirse como un lenguaje minimalista de escritura en texto simple, con marcas de formato muy escuetas y de fácil aprendizaje. Además, presenta mucha flexibilidad en sus opciones de salida de documento, pudiendo transformarse fácilmente en HTML, LaTeK, pdf, e incluso Word.